lunes, 18 de marzo de 2013
Cristianos a contracorriente
Vivimos en un ambiente muy tolerante, en el cual el hombre vive por y para él como único fin, que todo está bien siempre que no perjudique al vecino. Su objetivo en esta vida es ser el más rico, el más poderoso, tener todos los placeres existentes y que no falte nada de lo que desee.
La pornografía, las drogas, el alcohol, los medios de comunicación, la música a todas horas, la adicción a la tecnología... Lamentablemente muy habitual en la sociedad de hoy en día, son un medio de evasión, de callar la conciencia, que nos mantienen ocupados y nos llenan la cabeza pero no consiguen llenar el corazón. Incluso puede aparentar que nos dan la felicidad, pero todas esas cosas provocan que no tengamos tiempo ni ganas de pararnos a pensar, de que no lleguemos a la conclusión de que cuando nos pongan el pijama de madera, todos los bienes terrenales que hayamos tenido han sido humo, que sepamos que se esfuma y desaparece... que nos demos cuenta de que nuestra vida ha estado vacía.
El gobierno suele tener miedo de gente con ideales, porque quieren controlarnos y manejarnos. Y alguien con las ideas claras no va a ceder a la primera, por eso intentan acabar con el cristianismo y pretenden convertirnos en marionetas. Pero si uno sí que se para a pensar un poco, le vendrán a la cabeza preguntas como ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? y ¿Qué hago yo en este de mundo? Puede empezar a sospechar que hay Alguien al que se le pueden reconocer los méritos de la existencia, empezar a plantearse la vida de otra manera y a no dejarse controlar por nada ni nadie.
Ser cristiano a día de hoy, no sólo no se lleva mucho, sino que a veces está mal visto. Esta sociedad es como un río inmenso que nos lleva a la perdición, nosotros los cristianos no sólo tenemos que conformarnos con nadar a contracorriente, sino intentar cambiar la dirección de dicho río.
Rafael I.
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